Han pasado ochenta y ocho dias (88) desde que nos hemos reunido como una comunidad para empezaer nuestro retiro annual llamado “Cuaresma”. Hemos viajado juntos a traves de esos 40 dias de ayuno, oracion y limosna.
Esos 40 dias han dado paso a estos 48 dias pasados de Jubilo de Pascua donde recibimos el mensaje que nos dice que Cristo ha resucitdo y la muerte ha sido destruida.
Regresemos atras al comienzo de la Cuaresma. Fuimos invitados a examinar nuestras vidas y buscar el renovamiento y a abrir nuestros corazones al poder de Cristo quien viene a transformarnos.
La primera lectura nos dice que Jesus se presento vivo ante sus discipulos despues de la resurreccion, ellos lo vieron, lo escucharon, lo tocaron, y comieron con el. Esta presencia era la invitacion a una nueva vida.
No es esto lo que queremos? No es esta la razon por la cual venimos a recibir cenizas sobre nuestras frentes hace ochenta y ocho dias (88). Nosotros queriamos que la renovacion de la vida se hiciera cargo. Queriamos que el poder de Cristo nos fortaleciera, a nuestros esposos o esposas, nuestros hijos, nuestra familia, y nuestra vida.
Queriamos ver a Cristo vivo y activo en nuesto viaje.
Asi que venimos con promesas en la mano, buscando hacer sacrificios, , con la esperanza y el deseo de un cambio, un impulso, por un proposito.
Procesamos por el pasillo con la cabeza agachada, con las manos en posicion de rezar y nuestros corazones y mentes buscando y dispuestos.
La Cuaresma empieza con estas palabras, " recuerda que eres polvo y en polvo te convertiras" mientras las cenisas eran inscritas sobre nuestras frentes.
Empezamos con un acto de humildad. Fuimos recordados que solo eramos polvo vivo en las manos de Dios. Todos somos iguales. Tenemos vida porque Dios nos la dio y no hay alguna otra razon.
Somos recordados de esto no solo durante la Cuaresma, pero en cada funeral cuando escuchamos las palabras del sacerdote, " Puesto que Dios te ha llamado a nuestro hermano a si mismo, nosotros entregamos su cuerpo a la tierra, puesto que somos polvo y en polvo nos convertiremos."
Muchos de nosotros somos tentados a parar aqui. Somos tentados a vivir como si la muerte fuera el fin y el polvo nuestro destino. Tratamos de hacer nuestra vida acerca de las cosas del mundo y siempre tratamos de obtener tanto como nos es posible y nunca pensamos sobre lo que esta mas alla.
Por esta razon terminamos tratandonos a nosotros mismos y a los demas como si fueramos polvo, y de esa misma manera actuamos y hablamos, por lo que elegimos pensar, como nos vencemos ante la lujuria y el placer o al empezar a tomar?
Nos negamos a la reconciliacion o a ofrecer el perdon; guardamos rencor y odio, la caridad se hace menos mientras que el deseo y la lujuria aumentan.
Nos quedamos con dolor y tristeza, desesperacion, con un vacio y con una irreverencia para toda la vida.
Pero algo nuevo pasa hoy. Nuestra cuaresma ha venido en un circulo lleno.
Mientras celebramos la fiesta de la Ascencion de Jesus al Cielo, descubrimos que nuestras vidas no estan vinculadas con la tierra. No solo somos destinados a ser polvo. En Cristo, quien tomo nuestra humanidad al cielo, nosotros recibimos una mayor dignindad y una promesa mayor de algo mas.
Nuestra vida encuentra un proposito. Jesus toma nuestra humanidad, nuestra mortalidad, nuestro cuerpo y sangre, nuestro polvo vivo y lo une con Dios asi mismo.
Ahora estamos en comunion con Dios. Uno como nosotros en el cielo ha habierto la puerta para que todos la sigan.
Ahora tenemos algo en lo cual tener esperanza, algo mas que desear, nuestra meta esta mas alla de nuestro alcance.
Cristo aciende y nos invita a acender con el. Cristo cambiara nuestros cuerpos mortales a que sea como el de el en la Gloria.
La ascension de Jesus es una grandeza verdadera que nos espera. Esta es nuestra motivacion. Esto es lo que nos lleva a amar diferentemente, para perdonar a esos quienes nos lastiman, para darle la espalda al deseo y la lujuria y tomar y asi prepararnos para la gloria, la cual ha sido preparada para nosotros en Cristo.
La receta de la granceza ha sido puesta a nuestros pies. Somos enviados a propagar el mensaje, para convertirnos en discipulos y para hacer discipulos. En nuestra obediencia a Dios, somos exaltados a la grandeza.
La humildad de obediencia nos abre el camino hacia la exaltacion de la grandeza. Nosotros ascendemos con Cristo mientras que seguimos verdaderamente su guia a lo largo de nuestras vidas. No somos vinculados a la tierra. Vivamos como si el polvo no fuera el fin. Levantemos nuestros ojos hacia el Cielo donde encontramos los ojos de Cristo quien nos espera.
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